LAS CONSECUENCIAS
 
 
     
 

La primera persona con la que Corrigan se reunió fue un oficial del ejército. Corrigan empezó la conversación diciendo: “Partí de Nueva York ayer rumbo a California”, añadió: “Me metí entre nubes y debo haber volado con rumbo equivocado”. El oficial respondió: “Sí, lo sabemos”. Corrigan se sorprendió: “¿De verdad?”, dijo: “¿cómo lo sabían?”. El oficial contestó: “Recibimos una nota anunciando que alguien podía estar volando en esta dirección. Luego nos telefonearon de Belfast para comunicarnos que un avión con marcas americanas había sobrevolado la ciudad, viniendo de la costa”.

Entonces llegaron agentes de aduanas con uniforme azul y preguntaron a Corrigan si había aterrizado en alguna parte además de allí. “Pensaba que podría hacerlo en Belfast”, explicó Corrigan, “pero no pude encontrar un aeropuerto allí. Éste es el primer sitio en el que aterrizo desde que dejé Nueva York”.

“Eso facilita las cosas”, le dijeron los agentes de aduanas amigablemente. Llevaron a Corrigan a las oficinas del aeródromo, donde firmó en el registro del aeropuerto. Entonces le enseñaron un artículo de periódico, que hablaba de un piloto desconocido que había desaparecido sobre el Atlántico.

Corrigan no sólo no tenía permiso para hacer el vuelo, tampoco tenía pasaporte para entrar en Irlanda. Pero los agentes de aduanas no estaban demasiado alarmados. El oficial le contó que había telefoneado al embajador americano Stephen Cudahy. “¿Por qué no viene con nosotros a la cantina y se toma una taza de té mientras esperamos?”. Corrigan aceptó la invitación muy complacido.

Corrigan, en una fotografía publicitaria mostrando el mapa que llevó en su viaje

Cuando Cudahy estuvo listo para recibir a Corrigan, se presentó un nuevo problema. Los agentes de aduanas no querían dejarle ir. “No tenemos autorización de nuestros superiores”, argüían, “¿Por qué no esperas un poco más?”. El oficial le dijo: “El asunto es que no podemos ponerte bajo arresto”. Los agentes de aduanas estaban confusos. “Esto no nos había ocurrido nunca”, fue la respuesta, “no sabemos lo que hacer”. Finalmente, el agente sólo sonrió y dejó libre a Corrigan.

Cuando Corrigan se reunió con Cudahy, el embajador americano le pidió una explicación de cómo había acabado en Irlanda. Corrigan sabía que ese era el momento clave. Sonrió y explicó que había despegado del campo Floyd Bennett rumbo este. “Era un mañana muy neblinosa”, puntualizó. “Lo imagino ”, contestó Cudahy secamente.

Corrigan relató la misma historia que aparece en su autobiografía. Explicó que el avión estaba sobrecargado de combustible y no podía subir muy rápido, así que decidió volar al este unas pocas millas para quemar combustible antes de dar la vuelta. También dijo que su brújula principal se había roto y había tenido que usar una brújula de emergencia.

La autobiografía de Douglas Corrigan, "That's my Story", publicada en 1938

“¿No podía ver nada por debajo suyo?”, preguntó Cudahy. “Había mucha niebla”, respondió Corrigan. “Hubo un momento en el que hubo un hueco y pude ver una ciudad. Pensé que era Baltimore, lo que habría significado que iba en curso a California”, pero la ciudad realmente había sido Boston.

“Ese fue el único momento en el que vi tierra”, dijo Corrigan. “El resto del tiempo navegué sólo con brújula”. Cuando 26 horas después se encontró sin nubes, vio sólo el océano. “Era raro, había volado sólo 26 horas y era imposible que hubiera alcanzado el Pacífico”, dijo. “Miré la brújula, y ahora con más luz me di cuenta de que había seguido un rumbo equivocado durante todo el viaje. Había seguido la punta de la aguja equivocada, y el rumbo opuesto. ¡Fui consciente de que estaba en alguna parte del Océano Atlántico!. Así que prosiguió el vuelo. Finalmente, vio una ciudad por debajo de él y localizó un aeropuerto llamado Baldonnel. “Había estudiado el mapa de Irlanda dos años antes. Sabía que era Dublín”.

Cudahy se mostró escéptico. “Estaba neblinoso cuando despegó, ¿no?”, dijo. “Bueno, pues su historia también me parece un poco neblinosa. Ahora explíqueme la verdad.”

“Le he contado sólo la verdad”, contestó Corrigan, “no conozco otra historia”.

“¿Sigue manteniendo esta versión?”

“Esa es la verdad”, dijo el piloto, “ y le aseguro que estoy avergonzado de mi navegación”.

Las noticias sobre el heroico vuelo de Corrigan pronto se difundieron. La zona alrededor de la legación americana se llenó de periodistas, fotógrafos y cámaras de noticiarios esa misma tarde. Felicitaciones, llamadas telefónicas, telegramas y cablegramas inundaron al piloto, muchos de amigos, pero también de celebridades como Henry Ford y Howard Hugues.

Los titulares explotan la hazaña de Corrigan

Corrigan se reunió a la mañana siguiente con el Primer Ministro de Irlanda, Eamon De Valera, y volvió a contar su historia. Cuando explicó la parte en la que se equivocó al leer la brújula, todo el mundo empezó a reír. “Desde aquel momento, todo estuvo a mi favor”, escribió después Corrigan. “Ha llegado a este país sin ningún papel, y se irá sin ningún papel”, dijo De Valera. Corrigan le dijo: “Caramba, Mr. De Valera, muchas gracias, y siento haberle causado tantas molestias”. De Valera contestó: “No son molestias, estamos muy contentos de que su vuelo haya puesto a Irlanda en el mapa de nuevo”.

Mientras esperaba a que los oficiales de aduanas decidieran, Corrigan visitó Londres, donde se reunió con el embajador americano Joseph Kennedy. Corrigan y “Rayo de sol” serían enviados pronto a Estados Unidos en el vapor Manhattan.

Aunque había infringido muchas reglas y había muchos cargos contra él relacionados con el vuelo, la suerte de Corrigan, su naturalidad y su increíble historia triunfaron. El público recibió su proeza como una lucha inocente contra la burocracia, en la que el coraje y la determinación habían prevalecido. También un halo de humor rodeó a todo el suceso, sobre todo cuando Corrigan mantenía su versión, que no estaba exenta de ironía. Su licencia de piloto fue suspendida hasta el 4 de agosto, el día en el que el barco llegó a Nueva York.

Esa fue la única acción que se tomó contra él.

El recibimiento de Douglas Corrigan en Nueva York: más de un millón de personas le aclamaron

Después de todo, no se trataba de cuántas reglas había infringido. “Wrong Way Corrigan” se había convertido en un héroe popular y recibió una bienvenida acorde. Su desfile en Broodway reunió a más de un millón de personas. Y su figura pasó a formar parte de la cultura de a pie norteamericana, de tal forma que la expresión “Wrong Way Corrigan” se utilizó durante muchos años para referirse a “meteduras de pata” espectaculares, sobre todo en el ámbito deportivo.

"The Flying Irishman", protagonizada en 1939 por el mismo Corrigan

Después de diez años explotando su hazaña, que incluyeron un libro y una película para la RKO que él mismo protagonizó (The Flying Irishman, 1939), Corrigan se retiró de la aviación y se dedico a cultivar naranjos con su mujer y sus tres hijos. Nunca reconoció oficialmente que había volado a Irlanda intencionadamente, y su esposa declaró años después:

“A mí siempre me decía la verdad, y nunca escuché de él otra cosa que no fuera ‘su historia’”.

Douglas "Wrong Way" Corrigan

Douglas Groce Corrigan falleció en 1995, a los 88 años.